Maritza Peguero
ARTICULO PUBLICADO EN CLAVE DIGITAL
lunes, 7 de junio de 2010
Estoy preocupada por eso trato de no ser muy analítica, las cosas en mi país no pintan bien y no quisiera ser ave de mal agüero. Le doy tiempo al tiempo con la esperanza de no tener razón porque si dijera lo que pienso tendría que decir que nos encaminamos a una dictadura.
Que la gente parece no notarlo y que quienes pueden hacer algo para evitar que así sea no parecen estar interesados.
Estoy tratando de no escribir todo lo que pienso para no decretar males mayores pues estoy convencida del poder de los pensamientos y sobre todo, del poder de la palabra escrita.
El pesimismo no es la vía. Es hora de sembrar en la mente de los buenos dominicanos la percepción de que no estamos solos. Que estamos justo a tiempo de empezar a hacer conciencia de lo que se nos viene encima, es hora ya de aunar esfuerzos porque después todos seremos culpables de no intentar, organizados detener el cáncer que amenaza con corroer todo.
Un cáncer alimentado por las carencias del pueblo, por las conciencias vendidas a cambio de un pedazo de pan. Sabemos que es difícil convencer a un pueblo hambriento de que quien le da comida no es precisamente quien quiere su bien sino quien le esta privando de las oportunidades de que poder ganarla por si mismo.
Es hora de tomar conciencia de que no necesitamos regalos, ni subsidios, necesitamos educación y oportunidad de trabajo para poder ganar lo que necesitamos.
Del periodismo se valen los poderosos para permanecer incólumes y del periodismo debemos auxiliarnos para promover y educar, y hacer que la gente tome conciencia de los riesgos que corre nuestro amado país. Debemos hacerlo, pero hacerlo ya.
Los periodistas amantes de la libertad tienen en sus manos las armas para detener el cáncer que amenaza con destruir todo. La prensa es quien lleva la voz cantante a nivel mundial, no por nada somos llamados el cuarto poder. Aunque como dice un articulo que leí, aquí prima el poder del dinero.
Si nuestro país sigue como va, si se instaura una dictadura, los pobres, los sin nada que perder, se lanzaran contra los ricos. Y si eso ocurre no faltaran razones para acabar con los "intolerantes" del régimen, no faltaran razones para acallar las voces que quieran alzarse en contra de la dictadura, no faltaran razones para cortar las alas de quienes quieran volar en cielos distintos.
En el amor y en la guerra se vale de todo y si por amor debemos hacer la guerra para evitar una nueva dictadura debemos hacerla. Pero no una guerra de balas, sino de ideas, de palabras...como primer recurso.
Es hora de aunar esfuerzos y este es todavía un buen momento.
"Romper lo que no sirve es el secreto de la felicidad...si no rompemos lo que no sirve, eso que no sirve acabara rompiéndonos".
sábado, 21 de agosto de 2010
Cambiar un neumático es fácil
Maritza Peguero
PUBLICADO EN CLAVE DIGITAL
lunes, 14 de junio de 2010, 08:54 a.m.
“El enemigo malo nunca duerme”. Eso pensé enfurecida cuando luego de haberme levantado mas temprano que de costumbre, luego de evadir dar vueltas por la casa perdiendo tiempo, luego de planear dejar sin mojar mis cactus, y luego de salir ataviada y cargada con mis cosas hacia el vehiculo para...llegar temprano al trabajo, encontré una llanta desinflada.
Dios!!!!!!!! Cuanto esfuerzo para no lanzar un grito de impotencia. Es que vivo en un sector donde no hay vecinos cerca, donde no pasan vehículos con frecuencia y además estaba la prisa por llegar al trabajo aguijoneándome.
Habían dos opciones: caminaba un gran trecho para buscar ayuda, o intentaba hacer una tarea que nunca, por dejadez o por falta de necesidad real había hecho. CAMBIAR UNA LLANTA. Opte por la segunda y puse manos a la obra. Saque una alfombrita del vehiculo, no sin antes poner la emergencia, Busque una piedra grande y puse un calzo a una de las llantas traseras, busque la llave de rueda, el gato y la varillita que le da vueltas al gato.
No teniendo quien me auxiliara entendí me tocaba lidiar sola con la situación. El sudor se mezclaba con mis lagrimas y me quejaba de mi mala suerte, con el consabido: ¿ porque a mi?. Me quejaba del lugar tan lejano en donde vivo, de mi llantas pinchada justo en ese momento, de mi inexperiencia en el asunto, de no tener un gato hidráulico . En fin no faltaban motivos para los lamentos.
Pero mientras lloraba no dejaba de intentar aflojar las tuercas y cada vez que chirriaban me asustaba pensando que estaba rompiendo la llave de ruedas. Me preguntaba si no estaría yo dando vueltas hacia el lado equivocado. Pero creía estar segura de que debía girar hacia la izquierda. Cuando mas desesperada estaba, uno de los tornillos cedió y entonces confirme que estaba en la vía correcta.
Era cuestión de aflojar los otros tres. Una vez hecho subí el vehiculo con ayuda del gato. Termine de aflojar los tuercas y taran, quite la llanta vacía, cuidando de no mover el vehiculo no fuera a caérseme encima.
Colocaba la repuesta, cuidando de que cada tornillo coincidiera con el hueco en el aro. Puse cada tuerca en su tornillo correspondiente y procedí a apretarlas un poco. Luego deje bajar lentamente el carro bajándolo del gato. Termine de apretar las tuercas, guarde el neumático desinflado en el baúl, me lave las manos. Saboree el dulce amargo de mis lagrimas sudorosas, me seque la cara y sonreí.
Una sensación de euforia, de logro, me embargo entonces: Por primera vez y por un momento pude notar algunos de los contratiempos que hacen sentirse a los hombres súper poderosos, súper inteligentes, súper necesarios y hasta creerse imprescindibles. Y es que en el infortunio aprendemos mas. No pretendo restar meritos...pero en verdad: Que fácil es cambiar un neumático!!!!!!!!
PUBLICADO EN CLAVE DIGITAL
lunes, 14 de junio de 2010, 08:54 a.m.
“El enemigo malo nunca duerme”. Eso pensé enfurecida cuando luego de haberme levantado mas temprano que de costumbre, luego de evadir dar vueltas por la casa perdiendo tiempo, luego de planear dejar sin mojar mis cactus, y luego de salir ataviada y cargada con mis cosas hacia el vehiculo para...llegar temprano al trabajo, encontré una llanta desinflada.
Dios!!!!!!!! Cuanto esfuerzo para no lanzar un grito de impotencia. Es que vivo en un sector donde no hay vecinos cerca, donde no pasan vehículos con frecuencia y además estaba la prisa por llegar al trabajo aguijoneándome.
Habían dos opciones: caminaba un gran trecho para buscar ayuda, o intentaba hacer una tarea que nunca, por dejadez o por falta de necesidad real había hecho. CAMBIAR UNA LLANTA. Opte por la segunda y puse manos a la obra. Saque una alfombrita del vehiculo, no sin antes poner la emergencia, Busque una piedra grande y puse un calzo a una de las llantas traseras, busque la llave de rueda, el gato y la varillita que le da vueltas al gato.
No teniendo quien me auxiliara entendí me tocaba lidiar sola con la situación. El sudor se mezclaba con mis lagrimas y me quejaba de mi mala suerte, con el consabido: ¿ porque a mi?. Me quejaba del lugar tan lejano en donde vivo, de mi llantas pinchada justo en ese momento, de mi inexperiencia en el asunto, de no tener un gato hidráulico . En fin no faltaban motivos para los lamentos.
Pero mientras lloraba no dejaba de intentar aflojar las tuercas y cada vez que chirriaban me asustaba pensando que estaba rompiendo la llave de ruedas. Me preguntaba si no estaría yo dando vueltas hacia el lado equivocado. Pero creía estar segura de que debía girar hacia la izquierda. Cuando mas desesperada estaba, uno de los tornillos cedió y entonces confirme que estaba en la vía correcta.
Era cuestión de aflojar los otros tres. Una vez hecho subí el vehiculo con ayuda del gato. Termine de aflojar los tuercas y taran, quite la llanta vacía, cuidando de no mover el vehiculo no fuera a caérseme encima.
Colocaba la repuesta, cuidando de que cada tornillo coincidiera con el hueco en el aro. Puse cada tuerca en su tornillo correspondiente y procedí a apretarlas un poco. Luego deje bajar lentamente el carro bajándolo del gato. Termine de apretar las tuercas, guarde el neumático desinflado en el baúl, me lave las manos. Saboree el dulce amargo de mis lagrimas sudorosas, me seque la cara y sonreí.
Una sensación de euforia, de logro, me embargo entonces: Por primera vez y por un momento pude notar algunos de los contratiempos que hacen sentirse a los hombres súper poderosos, súper inteligentes, súper necesarios y hasta creerse imprescindibles. Y es que en el infortunio aprendemos mas. No pretendo restar meritos...pero en verdad: Que fácil es cambiar un neumático!!!!!!!!
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