Hoy tengo muchas ganas de llorar, de llorar y no parar. He vuelto a estar en un hogar y al recordar el que tuve cuando era niña no puedo hacer otra cosa que llorar por lo que perdi y talvez nunca volvere a tener.
Ayer volvi a estar en un verdadero hogar y admito Tener mucha envidia. Envidia de la buena de la que da ganas de tener lo que otros tienen... no en terminos materiales, sino en terminos afectivos.
El amor que tienen los miembros de ese hogar se puede sentir en las conversaciones, en las llamadas de los hijos que se encuentran lejos, en la forma en que se hablan por telefono, en la forma en que conversan los padres con su hijita de 8 años, en la forma en que esta decorado cada rincon de aquel hogar. En la forma en que estan organizadas las cosas y como las cuidan, sin lujos, sin ostentacion.
Me duele la cabeza, el alma, el cerebro y todo lo que me hace reconocer que soy mendiga de todo lo que a ellos les sobra. No fue necesario que se declararan creyentes para sentir la presencia de Dios en ese hogar,
Fue ´posible percibirlo en el trato que le dan a los empleados, en la forma de recibirnos y hacernos sentir su gozo por la presencia de mi esposo alli. Pude sentir calor de hogar en los alimentos triviales pero preparados y servidos con amor, en el agua fresca y en los dulces que me endulzaron mas alla de la boca... el alma.
Los miembros de ese hogar se tratan con amor, se contemplan con amor, viven rodeados de amor. La salud mental de los miembros de esa familia fue posible percibirla porque esta respaldada y sustentada en el amor lo que da como resultado seres humanos que respiran paz, seres humanos por cuyos poros transpira la felicidad, una felicidad capaz de contagiar a todo el que visita su casa, a todo el que comparte con ellos.
Como si fuera poco el jardin de amor que es esa casa en su interior, nos invitaron a salir al patio y esa si que fue toda una experiencia, todo un aprendizaje intensivo sobre flores y plantas ornamentales, arboles frutales exoticos, canela, bayrum, bambues y otros muchos arboles y arbustos que merecerian capitulos enteros para su mencion. y como se sienten orgullosos de cada arbol que han plantado y como disfrutan los frutos que hoy descosechan.
Recuerdo particularmente un momento en que le pregunte a la anfitriona el nombre de unas minusculas flores que bordeaban uno de los multiples caminitos escalonados que hay entre las plantas, al decirme el nombre agrego que esas flores tienen la particularidad de que solo se abren cuando los visitan personas muy queridas.
...me rei de su ocurrencia y pense que me gustaria pertenecer algun dia a ese grupo de personas queridas capaces de hacer abrir las flores. Para mi sorpresa, me abrazo como si leyera mi pensamiento y volvio a asegurarme lo feliz que estaba por nuestra visita lo cual atestiguaban esas flores.
Volviendo al tema, y para no perder el hilo, cualquiera puede tener una casa...pero no todos tenemos la inteligencia ni el amor suficiente para construir un HOGAR.
domingo, 27 de septiembre de 2009
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