Maritza Peguero
Publicado en CLAVE DIGITAL
lunes, 21 de junio de 2010, 08:52 a.m.
En mi mas reciente articulo narre mi experiencia cambiando un neumático. Un lector de Mao, comento: "No te hagas la p..... Tu sabias como hacerlo. No hay mujer que sin explicárselo, sepa donde va a colocar el gato, ni la diferencia entre el hidráulico y el gato mecánico: además, ¿como aflojaste las tuercas?...seguro que no fue a mano, sino con las piernas. Hasta los hombres lo hacemos así. No dijiste si apretaste las tuercas disparejas y si arrancaste en el carro con los calzos puestos, como lo hacen las mujeres."
Me hizo reír ese comentario porque en realidad las mujeres no somos p.... sino que nos hacemos tontas para que nos carguen, para que ustedes los hombres nos ayuden con las cosas que no nos gusta hacer.
Hasta que nos vemos en apuros nosotras no sabemos: cambiar llantas, clavar clavos, sellar tuberías, o destapar fregaderos. Sin embargo, viendo se aprende y gracias a Dios y a que no soy rica he tenido que aprender a hacer muchas cosas.
Un chiste sobre las mujeres y el volante dice : "Las mujeres conducen tan mal, porque la mayoría de los instructores de manejo son hombres".
Como puede ver mi dilecto lector, muchas de las acciones que sabemos o que aprendemos bien o mal es porque ustedes nos enseñan. A veces con su ejemplo, a veces porque aunque no quieran expiamos como lo hacen. Aunque nunca lo hagamos porque es mas cómodo verlos a ustedes actuar y esperar sentadas, mientras contribuimos un poco a elevar su ego....
En mi caso, sabia muy bien donde colocar el gato y la diferencia elemental entre uno mecánico y otro hidráulico a fuerza de ver a los hombres que han cambiado gomas frente a mi hacerlo. En cuanto a aflojar las tuercas debo contarte una historia, verídica y creo que muy común entre nuestros chóferes de carros públicos:
En cierta ocasión yendo por una avenida muy concurrida habiéndose pinchado uno de los neumáticos de mi vehiculo, varios caballeros se detuvieron para ayudarme, pero la llave de ruedas de mi carro no funcionaba muy bien y la de quienes se detuvieron a ayudarme no le servía, de modo que tuve que permanecer en el lugar mas tiempo del deseado.
Cuando ya casi perdía la paciencia y la esperanza de que alguien tuviese lo necesario para ayudarme, paso por el lugar un taxista. Venciendo la desconfianza que le provocaba un programa llamado "Te están facturando" y luego de comprobar que en verdad necesitaba ayuda, saco de su vehiculo un palito de hierro con un cubo que acomodaba al final, con ese instrumento medio extraño en cuestión de minutos pudo aflojar las tuercas.
Yo quede tan maravillada del extraño artefacto que le propuse comprárselo. El taxista, honesto al parecer, quiso convencerme de que en la ferretería podrían armarme uno igual con poco mas de 200 pesos, pero yo lo convencí de que a el le resultaba mejor venderme ese y comprarse otro para el con los 400 pesos que podía darle.
Sin dudarlo mas el taxista accedió. Hecho el negocio sonriendo con la muela de atrás el taxista y yo, nos despedimos, no sin antes expresar mi agradecimiento por la ayuda y por el artefacto del cual sin saber el nombre, suponía que me iba ser muy útil en el futuro. Con ese palito y el cubo al final es que pude en esta oportunidad aflojar las tuercas.
En cuanto a arrancar el vehiculo con los calzos puestos: Cometí ese error tiempo atrás, cuando era novata pero no ahora, ya tengo experiencia en eso de cambiar neumáticos. de modo que si necesita si le sucede a usted, mándeme parar... que contrario a la mayoría de las mujeres le prometo ayudar
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