escrito por Carmen Peguero
jueves, 23 de agosto de 2007
La 24 Bienal Nacional de Artes Visuales quedo inaugurada en el Museo de Arte Moderno, cuando tras una espera de mas de una hora, en que la lluvia se hizo dueña de la noche, el Sr. Presidente Leonél Fernández hizo su aparición, y pronuncio unas palabras que no gozaron de mucha atención de parte de los presentes
El gran triunfador de la noche resulto ser Juan Mayi, a quien más que la obra ganadora parecían estar premiándole la trayectoria, porque no hacen falta muchos dones de apreciación pictórica, para notar que habían otras obras que le aventajaban en calidad, significado y trascendencia, incluso entre las que no fueron premiadas.
La nota mas discordante la dio una de esas personas que necesitan conocer para que puedan respetar la solemnidad de un museo, saber que ser amante del arte, critico, o artista, nos da el derecho de participar, opinar, cuestionar o investigar. Pero el acto de afectar la obra artística de otra persona, mas si esa obra ha sido elegida por un jurado calificado para ser exhibida, (aun cuando no estemos de acuerdo con la selección) es un acto de demencia o de sinvergüencería que no debería ser pasado por alto.
Fue grotesca la actuación del nombrado “Checo” a quien me resisto a llamar artista, que en un momento de franca locura, (para no ser muy dura con el calificativo) lanzo a un guardia de seguridad sobre un instalación de la artista Patricia Castillo titulada “Laguna artificial” la cual estaba compuesta de gravilla en cuyo centro cientos de bolsitas transparentes llenas de agua simulaban una laguna.
Según nos enteramos después el susodicho estaba borracho, y es que debía estarlo para actuar así, o talvez fue solo una excusa para hacer bajo los efectos del alcohol, lo que en su sano juicio no se atrevía a hacer, porque no es secreto que muchos artistas están descontentos con las obras elegidas por el jurado de selección.
Pero de un modo u otro, no hay razón que justifique la indecente acción de alguien a quien me resisto denominar artista, porque esa condicion implicaria tener mas desarrollada la vena sensible del respeto. De seguro que a ese señor la habria hecho mucho bien darse una vueltecita por “La sala de las virtudes” (obra de Pascal Macariello), quien pone de manifiesto un dechado de virtudes que hoy día brillan por su ausencia en las multitudes, y de forma especial en nuestro país.
Y es la carencia de muchas de esas virtudes la razón de que mucha gente actúe de una forma tan descabellada en perjuicio de los demás, pues es cierto que la obra afectada en esta ocasión puede reconstituirse, pero si hubiese sido una pintura, escultura, o performance irrecuperable talvez quienes pueden estarían dando la importancia correctiva y ejemplarizadora que la acción merece.
En contraste con la violenta acción hay expuestas en la bienal obras que abogan por la dignidad, el respeto, la no violencia, la mirada a la inocencia como en la de Inés Tolentino “Lib (e) rame”, y otra que capta de inmediato la atención de los visitantes al museo, es el tríptico ganador del primer lugar en fotografia es el que muestra a la joven que fue agredida por su esposo, y que se ha constituido ya en el escudo que representa la No violencia no solo contra la mujer, contra el ser humano. Otra obra que capto nuestra atención es la de Marcelo Ferder que con aires infantiles nos provee toda una Pléyade de cochecitos que prometen llevarnos por senderos menos escabrosos en la próxima Bienal Nacional de Artes Visuales.
Porque los comentarios que se ciernen alrededor de la decisión del jurado no son nada alentadores y es un duro golpe para aquellos que aspiran ver emerger el arte en nuestro país, para quienes aspiran a que por encima de los intereses económicos de quienes premian o seleccionan, este la calidad y la creatividad de los participantes. Para quienes aspiran a que la transparencia sea el sello que permita que un evento que se ha calificado por años como el mas importante en cuanto a participación de los artistas recobre el esplendor que da la confianza de los artistas que envían sus trabajos para ser evaluados.
La decisión del jurado ya fue, y eso nadie puede cambiarlo, pero prevalecen las criticas y rechazos por parte de los artistas y entendidos en el arte, que consideran discriminatoria la elección y un atentado a la labor creativa , ya que el jurado de selección declaró no admisibles el 80% de los trabajos presentados por los artistas. Lo cual provoco que el presidente del Colegio Dominicano de Artistas Plásticos “CODAP” Pintor Alberto Bass se pronunciara al respecto mediante una nota de prensa en la que fija su posición y en la cual hace saber que se apresta a solicitar una revisión de las obras no seleccionadas por el jurado.
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